Si tienes pinturas, tanto si son inversiones o tienen valor sentimental, como si simplemente quedan genial en tus paredes, querrás conservarlas con su mejor aspecto con una limpieza y una protección adecuadas. Si cuidas correctamente tus cuadros, estarán en estupendo estado por generaciones. En este artículo, nuestros expertos profesionales te aconsejan sobre cómo prevenir daños y también sobre cómo limpiar y proteger tus pinturas y cuándo acudir a profesionales.
Prevención
En primer lugar, empieza por asegurarte de que tu obra de arte no se ensucie demasiado. Es, por supuesto, más fácil prevenir los daños que repararlos luego, así que el primer consejo de los expertos para evitar daños es no fumar en la misma habitación en la que están tus obras. El humo puede dañar seriamente tus pinturas y darles con el tiempo un color marronoso. Además, si tus obras de arte son muy frágiles, enmarcarlas bajo un cristal les dará una capa extra de protección, ya que el cristal evitará que el polvo y las manchas las echen a perder. Para una mayor precaución podrías utilizar un cristal de calidad especial llamado cristal de museo, para así proteger de la luz solar tus pinturas especialmente sensibles.
Enmarcar tus pinturas bajo un cristal es justamente una manera de evitar que se dañen
Almacenamiento
Puedes proteger aún más tus obras guardándolas correctamente cuando no estén expuestas. Antes de guardar tus obras de arte, envuélvelas de forma segura con espuma o papel de seda. Aunque el papel de burbujas puede ser muy útil para transportar obras, no lo es tanto para un almacenaje a largo plazo, pues puede retener la humedad en el interior, la cual podría estropear tus cuadros. El calor extremo y la humedad son perjudiciales para tus pinturas, así que cerciórate de guardarlas en un lugar idóneo o invierte en un deshumidificador.
Limpieza
Limpiar tus pinturas dos veces al año las conservará en estupendo estado. Si optas por limpiar tú mismo tus cuadros, asegúrate de colocarlos siempre sobre una mesa u otra superficie plana antes de empezar, ya que si se limpian cuando están colgados, se podrían caer. Limpia las obras con una brocha suave y seca que no pueda dañar ni la pintura ni la tela. Cerciórate de que la brocha está completamente limpia antes de empezar, y luego cepilla suavemente el polvo de tus pinturas.
Emplea una brocha suave y seca para quitar lenta y suavemente el polvo de tus pinturas
Utilizar saliva
No uses nunca agua para limpiar una pintura. El agua puede retirar algunas pinturas o cambiar la textura del lienzo. Un método alternativo, aunque heterodoxo, es emplear saliva. Puede sonar extraño, pero los restauradores de arte de los museos también emplean este método. La saliva tiene una estructura diferente a la del agua y no reacciona tan rápido con la pintura. Puedes aplicarla en la superficie de la obra con un algodón para quitar suavemente la suciedad.
Qué no hacer
Hay muchos métodos alternativos, pero no son efectivos para limpiar tus cuadros. Algunos implican utilizar productos de limpieza, aceite para bebé o alcohol. No obstante, nunca deberías emplear estos productos en tus pinturas, ya que pueden dañarlas. Otras sugerencias hacen referencia al uso de alimentos, como por ejemplo trozos de pan para atrapar el polvo de la obra de arte o bien frotar una patata cruda por ella. Nuestros expertos en arte desaconsejan estos métodos porque dejan residuos y no le harán ningún bien a tus obras de arte.
Cuándo llamar a un profesional
Antes de ponerte a limpiar tus obras de arte, determina si puedes hacerlo tú o bien si es mejor llamar a un profesional. Si la pintura es particularmente antigua, valiosa o delicada, puede que sea preferible acudir a un profesional, pues una limpieza inadecuada podría estropear tu obra de arte. Además, si ves que la pintura se descama cuando se limpia con una brocha, para de inmediato. Es importante llamar a un profesional en este caso para asegurarse de que la pintura no se dañe más.
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