Historia

Lo que los cuadros de Frida Kahlo nos cuentan sobre su vida

Escrito por Simone | 5 de julio de 2019

La personalidad valiente y atrevida de Frida Kahlo, su inmenso talento y su aspecto sorprendente han hecho que se viera coronada como icono feminista y de lo peculiar. Sus famosos rasgos: distintiva uniceja, cabello trenzado a modo de corona y adornado con flores, y su tradicional vestido de tehuana se han mercantilizado en forma de llaveros, tazas, jabones, pintauñas y otros artículos. Ha llegado hasta tal punto que su aspecto casi hace sombra a su increíble y potente arte autobiográfico. Siendo así, hemos echado un vistazo a lo que las pinturas de Kahlo nos pueden explicar sobre su vida.

La columna rota, 1944

Un día lluvioso de septiembre de 1925 Frida Kahlo y su novio Alejandro Gómez Arian se vieron involucrados en un accidente de tráfico que cambiaría para siempre la vida de Kahlo. Cuando un tranvía chocó con el lateral del autobús en el que viajaban, varios pasajeros murieron al instante y Kahlo resultó gravemente herida, pero milagrosamente sobrevivió.

Un pasamanos atravesó la pelvis de Kahlo rompiéndole todo por dentro y le perforó el abdomen y el útero. Su columna se le fracturó en tres sitios; y su pierna, en 11 puntos. El hombro se le dislocó, se le rompió la clavícula y posteriormente se descubrió que se le habían roto tres vértebras más. Kahlo pasó un mes en el hospital y luego estuvo meses postrada en la cama.

El resto de la vida de Kahlo estaría marcada por el dolor, teniendo que llevar escayola, constantemente pasando por operaciones e incluso padeciendo los efectos de la polio que había contraído a los seis años. Con el accidente, el sueño de Kahlo de convertirse en médico se desvaneció, y en su lugar empezó a pintar.

El dolor fue parte de la vida de Kahlo y un tema constante en sus cuadros La única referencia abierta en su obra al incidente es El autobús (1929), pero el sufrimiento resultante es un tema que se encuentra en casi todos los demás cuadros que pintó a lo largo de su vida. En La columna rota lo expresa de la manera más directa y angustiosa: su cuerpo cubierto de clavos, abierto por el centro y exponiendo una columna rota donde tendría que estar su columna vertebral. La columna parece como si se fuera a derrumbar en cualquier segundo, mostrando así su frágil salud. 

La columna rota (1944) de Frida Kahlo

Diego y yo, 1949

‘Hubo dos grandes accidentes en mi vida’, escribió en una ocasión Frida en su diario. ‘Uno fue el autobús, y el otro fue Diego. Diego fue de lejos el peor’. En 1922 Frida Kahlo conoció a Diego Rivera, el hombre que se convertiría en el amor de su vida. Ella tenía solo 15 años y él 36 y estaba pintando un mural en su instituto. Se volvieron a encontrar en 1928 en un encuentro del Partido Comunista Mexicano, y un año más tarde, ‘el elefante y la paloma’, que es como los padres de ella los llamaron, se casaron. 

El matrimonio de Kahlo y Rivera no fue exactamente tradicional. Pese al hecho de ser dos amantes apasionados, ambos tuvieron relaciones extramatrimoniales. Diego y yo lo pintó durante la relación de Rivera con una amiga de Kahlo, la artista de cine María Félix. Kahlo a menudo bromeaba sobre las aventuras de Rivera, aunque casi diez años antes, la relación de él con su hermana Cristina sería lo que hiciera que estuvieran un año divorciados.

Diego y yo muestra que Kahlo no estaba tan impávida como quería aparentar, y la infidelidad de Rivera en realidad le causó muchísima angustia emocional. La aventura con Félix fue un escándalo público y hasta se rumoreó que Rivera se iba a divorciar de Kahlo para casarse con Félix. La pintura muestra a Kahlo llorando, con su largo cabello rodeando su cuello como si la estuviera estrangulando. En su frente está el busto de Rivera, lo que indica que está constantemente en su mente, siendo tal vez la fuente de su aflicción..

Diego y yo (1949) de Frida Kahlo

Allá cuelga mi vestido, 1933

Kahlo fue comunista toda la vida y sus creencias políticas a menudo inspiraron sus empeños artísticos. Incluso mintió sobre su año de nacimiento [1907] para que la gente la relacionara con el estallido de la Revolución mexicana [1910]. También tuvo la bandera de la hoz y el martillo sobre su ataúd cuando murió en 1954, y a menudo se la veía luciendo el símbolo en su ropa o en su escayola.

En 1929 Rivera fue expulsado del Partido Comunista Mexicano por diferencias ideológicas relativas a la libertad artística. En solidaridad con Rivera, Frida abandonó el partido también, aunque ambos siguieron comprometidos con la causa el resto de sus vidas. 

De 1930 a 1934 Kahlo y Rivera viajaron por los EUA, con paradas en San Francisco, Detroit y la ciudad de Nueva York. Durante su estancia en Nueva York, Frida empezó a pintar Allá cuelga mi vestido. A Kahlo no le gustaban mucho los Estados Unidos y quería volver desesperadamente a México, mientras que su marido disfrutaba de su fama y popularidad y no quería regresar. 

Allá cuelga mi vestido es el resultado del conflicto entre los dos e ilustra el lado superficial del capitalismo estadounidense que tanto despreciaba, con sus edificios altos, fábricas y vallas publicitarias, implicando que la sociedad está en decadencia y los valores humanos fundamentales se están destruyendo. En otros cuadros aparece casi siempre la propia Kahlo, pero aquí está ausente; solamente aparece su vestido, como si dijera: ‘puede que esté en los Estados Unidos, pero mi vida está en México’. 


Allá cuelga mi vestido (1933) de Frida Kahlo


Fulang-Chang y yo1937

De los aproximadamente 150 cuadros de Kahlo, por lo menos un tercio contiene sus mascotas. Kahlo veía a sus animales como una extensión de su propio ser, y tuvo unos cuantos. Junto a un loro, un cervatillo, un águila, algunos periquitos, guacamayos, gallinas, gorriones y un xoloitzcuintle mexicano (una antigua raza de perro sin pelo), también tuvo monos araña en el jardín de su casa, la Casa Azul.

Los historiadores del arte sostienen que Kahlo se refería a los monos como símbolo de los hijos que nunca pudo tener. Especialmente le gustaba el aspecto extraño del mono, con su piernas largas y delgaduchas, pues le recordaban a ella y a su pierna derecha. La pierna derecha de Kahlo era más delgada que la izquierda al quedar dañada cuando sufrió la polio en su infancia, y eventualmente se la tendrían que amputar.

Fulang-Chang y yo es el primer autorretrato de Kahlo en el que aparece el mono araña, pero le seguirían muchos más. En la mitología mexicana el mono es un símbolo de la lujuria. En las pinturas de Kahlo se representan de forma tierna y amable, a veces con sus brazos alrededor del cuello de Kahlo. Ella lleva un lazo en su pelo que también rodea al mono, como si estuvieran conectados. Kahlo estaba muy orgullosa de esta pintura y se la regaló a su buena amiga Mary Schapiro Sklar, además de un espejo con un marco parecido. Le dijo a Sklar que el cuadro y el espejo tenían que colgarse uno al lado del otro, de modo que Sklar siempre se viera a sí misma junto a Frida. 


Fulang-Chang y yo(1937) de Frida Kahlo

La mesa herida, 1940

La mesa herida, de lejos el cuadro más misterioso de Kahlo, desapareció en 1955 cuando iba de camino a una exposición en Moscú, y solamente quedan tres fotos (tomadas entre 1940 y 1944). ‘La mesa herida’ es una de las dos únicas pinturas de grandes dimensiones de Kahlo, y es con diferencia la más compleja.

Estuvo expuesta en la Exposición Internacional de Surrealismo junto a una serie de obras maestras surrealistas, incluidas La persistencia de la memoriade Salvador Dalí, y La traición de las imágenes de René Magritte. A Kahlo no le gustaba en realidad que la denominaran surrealista y es célebre lo que dijo: ‘pensaban que era una surrealista, pero no lo era. Yo nunca pinté sueños; he pintado mi propia realidad’. 

El cuadro de La mesa herida está repleto de simbolismo y se suele comparar con La última cena de Leonardo da Vinci en términos de composición. Muestra los hijos de la hermana de Kahlo, Cristina, un personaje alto que a menudo se denomina figura de Judas y que supuestamente representa a Diego Rivera, una figurita precolombina de Nayarit, un esqueleto que representa a la Señora de los muertos azteca, y su ciervo Granizo. La mesa tiene pies humanos y está sangrando. 

El resultado es una acumulación de los temas que fueron más importantes para Kahlo. Hay varios objetos que simbolizan aspectos tanto de la personalidad de Kahlo como de sumexicanidad; el regreso de los mexicanos a sus orígenes indígenas para reclamar su propia autoconfianza e identidad social y cultural.

Frida Kahlo con su pintura La mesa herida (1940) antes de que desapareciera. 

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