Escrito por Tom | 4 de octubre de 2019
Suenan a algo que se pudiera haber filtrado del MI6, pero los portafolios S.M.S. están más vinculados al esoterismo que al espionaje. De hecho, estos diarios artísticos ideados por William Copley representaron un nuevo tipo de accesibilidad, formato y forma de consumo que le dieron la vuelta al mundo del arte. La experta en arte moderno Anita Helmy se ha sentado con nosotros para contarnos cómo Copley logró una hazaña tan impresionante, y para explicarnos la perdurable influencia del ‘Zeitgeist’ de estos portafolios.
El desarrollo
En 1968 los Estados Unidos se encontraban en medio de turbulencias políticas y sociales. En el contexto de la guerra de Vietnam y la Guerra Fría, las subculturas y movimientos pacifistas iban en aumento. Y fueron estos tiempos tumultuosos los que ayudaron a alimentar el apetito por la autoexpresión y la necesidad de romper con el status quo.
En el mundo del arte las cosas no eran diferentes. El arte había adquirido una reputación de elitismo y exclusividad, de entidad de alta cultura que no se percibía como accesible para todo el mundo. Por lo menos eso es lo que creía el artista William Copley. Y así nacieron los diarios artísticos S.M.S. (Shit Must Stop). Un proyecto conjunto entre Copley y Dimitri Petrov, los portafolios S.M.S. fueron una serie de diarios de arte que buscaban recalibrar el equilibrio de acceso al gran arte.
‘La serie se configuró para hacer el arte accesible a todo el mundo, en contra del clima artístico establecido de ese momento. Hubo artistas principiantes y famosos que ofrecieron obras’, explica Anita. ‘La finalidad era perturbar y evitar el poder de las instituciones artísticas de la época (demasiado elitistas) y animar la compra directa de arte a los artistas’.
Los portafolios pretendían recalibrar el equilibro de poder en el mundo del arte, animando a los inversores a comprar directamente a los artistas
Los portafolios
Pero, ¿qué había exactamente en los portafolios y qué hizo que fueran tan especiales? ‘La colección estaba compuesta por seis ediciones publicadas a lo largo de 1968 y a las que era posible suscribirse', dice Anita. ‘Cada portafolio contiene 12-13 obras de diferentes artistas y cada portada estaba diseñada también por un artista’. En el plazo de un año algunos de los artistas contribuidores fueron el exponente de arte pop Roy Lichtenstein, el escultor H. C. Westermann y la artista de performances Yoko Ono. Hubo unos 80 artistas en total que presentaron obras, siendo muchas de las piezas conceptuales y procedentes del movimiento Fluxus de arte performance y de sentimiento anticomercial.
Muchas de las obras de diarios eran interactivas y a menudo sirvieron como crónica del mundo en general. La obra de Ono titulada ‘Mend Piece for John’ era una bolsa de plástico que iba con pegamento y un lazo e invitaba al lector a ‘tomar [su] taza favorita. Romperla en muchos pedazos con un martillo. Repararla con este pegamento y este poema’ –una expresión de amor y un presagio amenazante de lo que estaba por llegar. Otros objetos incluidos eran casetes del compositor americano Terry Riley y cartas de Westermann enviadas a Copley. Estas cartas documentaban propuestas que tenía para el diario y ofrecían a los lectores una visión de la mente del artista.
La inclusión de grandes nombres en los portafolios tuvo un doble efecto; se dio a los entusiastas del arte que anteriormente no tenían acceso a las obras de arte una vía hacia los artistas, al mismo tiempo se proporcionó a los artistas otra salida creativa para hacer circular sus obras.
‘Footsteps’ de Bruce Nauman apareció en el S.M.S. n.º 5 y era parte grabación de audio, parte proyecto de artesanía..
El legado
Los portafolios S.M.S. consiguieron mucho en su momento. Si bien Copley detuvo la publicación durante un año por la falta de dinero, los portafolios ayudaron a dar lugar a la revista de arte y a la recién descubierta accesibilidad al mundo del arte. ‘Los seis portafolios ahora se ven como una instantánea de los años 60’, dice Anita. ‘Los portafolios S.M.S. cambiaron la visión de los múltiples [esencialmente obras reproducidas de manera potencialmente limitada] y ayudaron a demostrar que podían ser para los artistas una manera innovadora de presentar sus trabajos’.
Los portafolios también tuvieron efectos más sutiles. El loft de Copley en el Upper West Side se duplicó pasando a acoger la editorial Letter Edged in Black Press (que publicó los portafolios). El apartamento se convirtió en un lugar de reunión para los artistas incluidos y se cultivó un sentido de comunidad y colaboración que parecía faltarle al mundo del arte en ese momento.
S.M.S. fue una revuelta y una rebelión; una contranarrativa frente a la política de la esfera del arte y al mundo en general. El poder cinético y físico de poder participar en obras interactivas de artistas célebres acercó a la gente a un mundo del que muchos se sentían cada vez más alienados. Y aunque algunas cosas no se detuvieron, el grito de protesta de las obras de los artistas sigue vivo.
Los portafolios S.M.S. están considerados como una instantánea del sentimiento de privación de derechos de los años 60.
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