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Escrito por Tom | 16 de octubre de 2020
Son tiempos oscuros, pero esto no tiene por qué ser algo malo para tu hogar. Aprovecha la paleta atrevida, la decoración y la riqueza de texturas del dramatismo gótico, un estilo de interiores de recuperación del pasado que es algo macabro pero muy mágico, tal como explica nuestra experta en antigüedades e interiores Silvia Fini.
El dramatismo gótico es para aquellos cuyos gustos se van hasta la parte más oscura del espectro de colores pero que no quieren penumbra o tristeza. Se trata de ser más atrevidos con el diseño – piensa en paredes con tonalidades más oscuras, suaves sofás de terciopelo en rojos y morados oscuros, metales brillantes y alfombras con motivos intricados.
‘El estilo gótico tiene una rica personalidad y despierta la imaginación; jamás es banal y es capaz de conjurar gran cantidad de emociones’, dice Silvia. ‘Nacido en el siglo XII, el estilo gótico se ha empleado principalmente en arquitectura, pero ha evolucionado hasta influir en el interiorismo y en las denominadas artes menores, tales como orfebrería, miniaturas, talla de marfil, vidrieras, tejidos, etc.’
‘No lo veas como un estilo que crea un mundo oscuro y triste, sino como un derroche de colores intensos’, dice Silvia con entusiasmo. ‘Imagínate en un santuario con vidrieras majestuosas e intrincadamente diseñadas por las que entra una luz deslumbrante. Piensa en unas habitaciones calentadas por grandes chimeneas bajo vigas de madera a la vista mientras la luz de las velas parpadea al fondo. Se trata de un lugar mágico que atrae e invita a explorarlo, como si fuéramos buscadores de reliquias’.
Quieres capturar el espíritu palaciego de Notre Dame sin tener que viajar a Francia. Tienes un sentido del humor negro, te inclinas por la fantasía y tienes deseos de historias apasionantes. Y tu estilo de decoración consiste en crear un ambiente correcto que siempre cuenta una historia.
Si buscas una manera rápida de incorporar la parte dramática del dramatismo gótico, entonces te bastará con buscar pinturas. Si bien la historia coloca el arte gótico en el ámbito de las iglesias, hay muchas opciones seculares, muchas de las cuales representan iglesias y catedrales, y todas ellas tienen abundantes colores *y* melodrama.
‘Los cuadros forman parte del arte gótico’, explica Silvia. ‘La pintura gótica se caracteriza por un extrema estilización y una abundancia de elementos decorativos. A los artistas no les interesaba mucho hacer una representación realista de la profundidad espacial y se preocupaban más por transmitir la relevancia de los sujetos representados’. Invierte en una pintura clásica de estilo neogótico. Piensa en representaciones de pueblos remotos cubiertos por la niebla, catedrales regias bañadas por una luz débil o interpretaciones de iconografía en vidrieras. Opta por piezas más grandes para conseguir un efecto dramático, colocándolas mejor en una sala de estar o sobre una chimenea con un fuego avivado. Es la combinación perfecta para esas noches otoñales en la que te acurrucas con un libro. Y si tienes presupuesto, puedes invertir en una vidriera en una ventana para añadir un poco de elegancia de iglesia en tu espacio.
Desde el castillo de Drácula hasta las casas victorianas de una época pasada, ningún espacio tendría verdaderamente un estilo gótico sin una generosa alfombra o tapiz. La era victoriana fue la primera en incorporar influencias asiáticas y de Oriente Medio en el diseño de Europa Occidental, y la adopción de tejidos fue una opción natural. Muchas de las alfombras eran de tonos rojos oscuros y burdeos que encajaban perfectamente en un interior gótico. Para quienes busquen una explosión de color, las alfombras persas son una excelente opción que proporciona detalles y dramatismo.
No es necesario centrarse únicamente en las piezas que van en el suelo, pues los tejidos y los tapices son unos extras bienvenidos. Cuelga un tapiz en una pared desnuda y cubre tu cama y sofá con mantas suaves de terciopelo para transformarlos rápidamente en la envidia de todos, incluso de los decoradores más autoindulgentes y exigentes. Y si los tapices no son lo tuyo, podrías optar por el papel pintado. Unos motivos arremolinados florales en negro y unos diseños geométricos quedarán imponentes, magníficos y llamativos.
Capturar una atmósfera gótica es más que una cuestión de color; es necesario acceder a una energía más oscura y macabra. La mejor manera de hacerlo es mediante adornos y curiosidades, y con las imágenes que evocan. ‘Piensa en unos preciosos objetos de oro y plata en los estantes, y objetos misteriosos ligados a leyendas de caballeros templarios y brujas’, dice Silvia.
El menaje es algo esencial en cualquier hogar, y en el dramatismo gótico no es diferente. Opta por unos bonitos candeleros altos de atrevidos metales; son especialmente potentes cuando se les ponen velas encendidas, convirtiéndose en una exhibición de luz que mantendrá alejados incluso a los fantasmas más persistentes.
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